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jueves, 3 de julio de 2014

Una Vivencia de la Guerra Revolucionaria


Rumbo al frente... ( un aporte de Trovador Cantor)
 
por aqui pasamos


Aquel 20 de agosto de 1982, a las seis de la mañana me encontraba en las cercanias de la Terminal de Oriente, tal y como unos dias antes me lo habian indicado.
La Terminal de Oriente, cuantos guerrilleros no partieron de... esta terminal hacia el norte y oriente del pais rumbo a los frentes de guerra?!!!

A los pocos minutos se detubo un taxi y el compañero desde dentro de éste como pasajero, me hacia señas para que también lo abordara y asi lo hice, el taxi continuó su marcha.

En el radio del taxi, sonaba " Feelin' Blue" de los Creedence:

"Hey, look over yonder out in the rain,
Soakin' wet fever in my brain.
Now, I ain't certain which way to go,
But I got to move, sure.

Feelin' Blue, blue, blue, blue, blue.
Feelin' Blue, blue, blue, blue, blue.
Feelin' Blue, blue, blue, blue, blue.
I'm Feelin' Blue. I'm Feelin' Blue...

Escuchando esa canción y moviendo mi cabeza ritmicamente, observaba a través de la ventana del taxi, la gente que indiferente pasaba, los otros vehiculos, los edificios, etcétera.
Adiós mi San Salvador!!, decia yo, despidiendome de la ciudad que me vió nacer, crecer y luchar. Quizá nunca más te volveré a ver.
Al entrar al túnel oscuro del boulebar del ejército me percaté que, practicamente me habia dormido en el pensamiento.
El taxi hizo un giro hacia la derecha y entró al Aeropuerto Militar de Ilopango, un posta nos detubo y nos pidió que si podiamos mostrarle las maletas, era un chequeo rutinario.

-- Traen armas? nos preguntó.

A lo cual desde luego respondimos negativamente... luego abrió el portón dandole paso al vehiculo, el cual nos llevó hasta las oficinas de los taxis aereos, donde hicimos los arreglos para que uno de los cesnas nos llevara hacia el oriente.
En una hora u hora y media estabamos decendiendo en la pista de la Hacienda el "Martillo" de Usulután. De alli nos dirigimos hacia "El Transito".

-- Vamos a desayunar aqui en el mercado, me dijo el compa.

Teniamos que hacer tiempo, para que llegara el contacto que me seria presentado y que me conduciria hacia donde "el carbón de las papas quema".
Después de un rato y de haber saciado nuestra hambre nos dirigimos a una esquina de la ciudad, zona comercial, tipica de todas las ciudades del interior del pais, a los minutos vi pasar un compa que habia conocido en el exterior manejando un vehiculo y discretamente empecé a buscar con la vista en los alrededores.

Allá estaba en una esquina opuesta, un amigo de la infancia que desde hacia mucho tiempo no veia, me moria de las ganas de dirigirme hacia él y abrazarlo y preguntarle las miles de cosas que no sabia y de los compañeros del barrio que nunca más habia vuelto a ver, pero la compartimentación no me lo permitia.

El contacto me fué presentado, era el motorista de un camión, él me indicó que me mantubiera en las cercanias y que cuando él arrancara el motor del camión que me subiera junto a la demás gente (compradores).

Cuando el motor del vehiculo encendió, abordé el camión y entre toda la gente que se subia alli iba Rolando mi amigo de la infancia, nos saludamos con una mirada y media sonrisa.
Como adivinando, acariciaba con la mirada las alturas azules que a la distancia se alzaban imponentes mientras el camión se desplazaba por la calle polvorienta que conducen al Espino al sur de Usulután.

-- Allá estaremos en unas horas, me decia a mi mismo.

Y asi fué, en unas horas estabamos llegando a una hacienda rodeada de algodonales, en las riberas del rio "Grande" de San Miguel.

-- Se pueden vajar, nos dijo el compañero motorista, cosa que hizo todo mundo en rápida estampida.

Todos los viajeros con sus respectivas cargas de comprados se dirigieron a sus ranchos despidiendose de nosotros con una amigable sonrisa y movimientos de adiós con las manos.

Un hombre de baja estatura y aspecto campesino se presentó al motorista del camión se apartaron hacia un costado y "cuchichearon" no se qué y luego nos pidió seguirlo a una vista (significaba que pretenderiamos que no lo seguiamos a él e iriamos a una distancia prudencial).
Cruzamos el rio en una balsa, seguimos de largo a traves de un vallecito de ranchitos de paja, la gente con canastos y cántaros de agua en la cabeza se movia indiferente, despues supe que aquella era una indiferencia cómplice de la población hacia la guerrilla.

Despues de kilometros y kilometros de caminata llegamos a un establo abandonado y nuestro guia, nos ordenó descansar un rato.
Al rato venia despuntando una columna guerrillera, hombres mugrientos y demacrados, fue mi primera impresión, sin imaginarme que en unos dias yo andaria en las mismas condiciones.

-- Hey, Rolando, que cuentas de la "Capirucha"?, que nos trajistes?, le decian a mi acompañante quien regresaba al frente despues de una corta estadia.

Eran las preguntas que se entrelazaban con los saludos y sonrisas de bienvenida, que nos estaba dando un decena de combatientes.

Solamente el jefe de la columna me conocia y sin mucha conversa ni preguntas de parte de éste empezó a girar instrucciones a tres compañeros que de alli nos conducirian hacia el campamento del "Jicaro" en Jucuarán. Era un poco más del medio dia e iniciamos la marcha nuevamente escoltados por aquellos aguerridos cipotes que parecian más pequeños y flacuchos con sus grandes fusiles FAL.

A las siete u ocho de la noche, ibamos llegando al campamento, donde en algunas champas se asomaban lenguetazos de luz y las cabezas de unos curiosos que querian en la oscuridad adivinar quienes eran los recién llegados.

Al dia siguiente, a las cinco de la mañana todo mundo se preparaba para las actividades del dia, después del desayuno [una tortilla con frijoles y un vaso de café ] el comandante de la unidad me preguntó que como me sentia, que si habia descansado. Ante mi respuesta positiva, me ordenó que me alistara para salir en una misión hacia el volcán de San Miguel.

Me asignaron mi fusil, municiones, mi mochila y al camino...

Allá iba rumbo a mi primera misión combativa en un frente de guerra, con una escuadra de tigres, hombres probados en mil misiones, -¡-¡quien podria creer!!, pensaba, -¡-¡que aqui voy en medio de esta columna guerrillera en busca de hacer de la utopia una realidad...!!!



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